La línea de meta es en muchos deportes mucho más que la delimitación del final de un tramo, es la imagen simbólica del trabajo, el esfuerzo y tesón que se ha necesitado para llegar hasta ese punto. Una perfecta forma de echar la mirada atrás y ver que nada es imposible si trabajas lo suficiente para ello.
Una de esas metas, un pico de montaña muy simbólico para el equipo de Tamarit fue la inauguración de su local multifuncional, en el que se quiso instalar la oficina, la boutique y el bar. Un concepto de negocio fresco, innovador y que apenas se había visto por estas latitudes.
Dado el desolador estado en el que originalmente estaba el local cuando los socios fundadores de Tamarit pusieron pie en el por primera vez, las obras de reforma y acondicionamiento fueron quasi faraónicas, y el margen para poder inaugurar en la fecha indicada se ajustó al límite por momentos. No solo era cuestión de tener la obra a punto, sino poner en marcha los distintos elementos de los que constaba todo el conjunto del proyecto, tienda de ropa, cafetería, almacén… y todo ello mientras se desarrollaba a su vez la actividad natural de Tamarit, los trabajos de modificación de motocicletas y manufacturación de piezas plug and play, siendo ya enviadas estas a países de todo el mundo.
Afortunadamente, el proyecto se concluyó en el plazo previsto y todo quedó listo y preparado para el “Día T”, el día de la inauguración, un 12 de Febrero cualquiera para muchas personas, pero un gran día sin duda para recordar por todo el equipo de Tamarit y su entorno cercano.
Entorno cercano que no faltó a tan importante evento, y allí se dieron cita familiares, amigos y curiosos, muchos de ellos motoristas y clientes previos de Tamarit, los cuales acudiendo a la fiesta con sus motocicletas, dieron lugar a un gran ambiente del que se hizo eco toda la ciudad al son de los escapes de Triumph neoclásicas.
