Desde 1843, la sexta generación de la familia perpetua la visión de Joseph Krug que fundó la famosa Maison de Champagne Krug. Motivado por la búsqueda de la excelencia, el fundador quería crear cada añada un Champagne sin igual y sin importar las condiciones climáticas. Gracias a la impresionante biblioteca de vinos de reserva que hay tras sus puertas, la familia Krug ha logrado crear la primera Maison de Champagne que produce vinos de prestigio todos los años.
Origen de Krug Champagne
La Maison fue establecida en Reims en el año 1843 por Joseph Krug, un inconformista experto en el placer de la esencia del champagne. Su visión fue la de ofrecer la añada sin importar las variaciones anuales del clima. La construcción de una gran biblioteca de vinos de reserva de distintos años, la gran atención prestada al viñedo y la individualidad de cada parcela y tipo de vino; todo esto ha permitido que la visión de Joseph Krug sea una realidad.
Gracias a su original enfoque en la elaboración de champán, consiguió crear cada año un champán de alto nivel de distinción. Tras seis generaciones, este sueño ha sido perpetuado con el enriquecimiento de la visión y el savoir faire del fundador.
Todos los años se lanza una nueva edición de Krug Grande Cuveé donde los contrastes y texturas se caracterizan por una plenitud de sabores y aromas, una obra maestra con la que se rinde homenaje al fundador. Cada uno de los 400 vinos Krug es considerado de forma individual, de esta manera se rinde homenaje, no solo a la diversidad del champán, sino también a la de los viticultores. Esto les ha permitido poder ofrecer la experiencia sensorial más completa que un champán puede ofrecer.
La mejor colección de vinos de reserva en la Maison Krug
Con el fin de ir más allá de la noción de la cosecha, Joseph Kung también comenzó a construir la mejor colección de vinos de reserva, a la que han contribuido seis generaciones. Actualmente, esta colección alberga más de 150 vinos de los que algunos tienen más de 15 años y cada uno expresa la personalidad de una parcela individual.
El sentimiento de individualidad se ha convertida en un concepto clave para convertir la cosecha de cada parcela en un vino único para luego seguir su carácter individual antes de tomar cualquier decisión de mezcla. El maestro bodeguero de Krug identifica algunos vinos de parcelas individuales que puedan enriquecer las creaciones de ese año, otros para ser guardados como vinos de reserva para uso posterior y vinos descartados que no dan el perfil deseado.
Como decimos, la individualidad de los vinos es crucial para Krug, por eso cada uno ha sido dotado en la etiqueta con un número de 6 cifras en el que se cuenta la historia de cada botella. Desde ese código podemos conocer el carácter del vino y consejos sobre las condiciones de conservación o la cata del vino.